Klipphan explica que muchos de los medicamentos robados eran del tipo oncológicos: “Esos envases eran rellenados, parte del contenido se vaciaba y se agregaba a otros recipientes, y a los vaciados se les ponía agua de canilla”.
Para Kliphan, “las obras sociales supuestamente compran de buena fe a los laboratorios y a las droguerías; acá lo que está fallando es el control sanitario. Me parece que no se extremaron las medidas. Todos los medicamentos que están en estas causas no son para enfermedades comunes. Son para enfermedades complejas, de alto costo para los sectores sociales”.
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